martes, 19 de agosto de 2014

ARMAS OFENSIVAS (NATURALES) EN LA HUERTA Y CAMPO DE LIBRILLA



Las labores de labranza en la tierra junto a un exceso de sequedad de ésta, provocan que se origine en su superficie, unos volúmenes o terrones compactos, de distintas proporciones, de masa suelta de esta materia (tierra) que se les conoce como “tormos” o “tolmos”. Está catalogado como un vocablo del noroeste murciano y admitido en el DRAE.
 
A pesar de no tener ningún destino en concreto dicho objeto, sí han sido varios los usos que el hombre le ha ido dando, según la necesidad.
 
Se le reconoce en la acción o hecho de la riega (regar: llenar de agua la superficie de un terreno delimitado de pocos metros) como muy útil para tapar los “ratoneros” (ratoneros: grietas o huecos del terreno donde se está regando, por los cuales se pierde o desplaza el agua hacia otro lugar no deseado, no permaneciendo en la superficie) que le pudieran dar algún que otro problema al “regaor”.
 
También se le reconoce como objeto útil para una acción de intimidación hacia otro animal (llámese canino, reptil, etc.) durante los traslados del humano en campos, ramblas, etc.
 
Y el último en mencionar, sería como un objeto ofensivo. Es decir un arma que puede provocar daños de diversa gravedad a otros seres entre ellos el humano.
 
El tormo (que también puede usarse como sustituto una piedra), como bien hemos conocido algunos, es un objeto que tras aplicarle una fuerza motriz de cierta contundencia y en grado de elevación, provoca en él un desplazamiento de varios metros en el espacio, con la consecuencia de que al caer al suelo o que otro objeto le interrumpa su trayectoria, el choque, debido a sus características y siendo igual que el otro objeto sea más duro o no, hace que el tormo se desgrane o fragmentase y pierda sus características originales.
 
Así fue como lo utilizo un librillano, aunque podría haber sido de cualquier otra localidad vecina..., según se expone en la prensa regional y más concretamente en “El Liberal” el día 14/07/1927.
 
«UNA AGRESIÓN.
Ha sido detenido en Librilla Antonio F. M., el cual con un tormo seco dio un golpe en la cabeza al primer teniente alcalde de este Ayuntamiento don Juan Martínez, produciéndole una herida leve en la oreja derecha.
El señor Martínez, para repeler la agresión, dio algunos arañazos y un mordisco a su contrincante.»
 
José Rubio
 

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