domingo, 21 de agosto de 2022

UNA CANDELA ENCENDIDA EN LA PLAZA DEL PUEBLO

 

Siglos atrás, el Ayuntamiento de Librilla, sacaba a correduría (en arrendamiento), los mencionados como abastos municipales de vino, vinagre, aceite, aguardiente, jabón, hierbas y el de panadería, adjudicándose estos abastecimientos para el pueblo por un periodo de un año y por el procedimiento de subasta a viva voz, llamado “La Candela” o “Sacar Candela”, en vez de usar el conocido a “pliego cerrado”, utilizado habitualmente hoy en día. Usos y costumbres inmemoriales éstas, que estaban generalizadas en toda España, y casi perdidas, pero conocemos que aún perdura su uso en la Comunidad Foral de Navarra.

 Pero en esta ocasión no voy a realizar un estudio histórico y amplio de cómo se desarrollaban, quien fiscalizaba los precios para que no se alterase el orden público o demás normativas y cuestiones legales. En este artículo voy a hacer alusión, a una de esas costumbres utilizadas siglos atrás, que se desarrollaba en la última parte de los remates o subastas, es decir, en lo que se conocía como “segundo remate”, y que consistía en “Sacar Candela” (así conocida en Librilla), es decir, utilizar una candela encendida en la plaza pública para pujar por dichos abastos, y, una vez apagada, se terminaba de realizar dicha puja nombrándose un adjudicatario, siendo este el encargado del abastecimiento del producto/s que se subastaban. Sin dejar de recordar que, dicha nomenclatura estaba directamente relacionada con la hoy inexistente “Plaza de Abastos”.

                                 Plaza de Abastos hasta 1980. Fotografía de Alfonso Pardo.

De los documentos que nos podemos encontrar, voy a utilizar dos que considero suficientemente descriptivos y justificativos para la exposición de este caso.


 El primero de ellos es del año 1776, y dice:

 … Estando en la plaza de esta villa de librilla a 24 días del mes de noviembre 1776 años, el señor don Alfonso Bastida Montalbán, alcalde ordinario de ella, don Plelipe Hermosilla, regidor, Mariano Barceló, diputado y Sebastián Navarro, personero, se sacaron a correduría los abastos de vino, vinagre y aceite, aguardiente, jabón, yerbas y el de panadería, para el justimiento de este común, por tiempo de un año que dará principio // en primero de enero del próximo que viene de setecientos setenta y siete, y cumplirá en fin de diciembre de él, y no hubo persona que postura hiciese en dichos abastos a excepción del de panadería que por Gabriel Alcón de esta vecindad, se hizo postura con la obligación de vender el pan de trigo al precio peso y calidad de la ciudad de Murcia…”   (AHPMu. NOT, 12170.)

 

Y el segundo es un documento del año 1754, donde dice:

 … En la villa de Librilla en 6 días del mes de enero de 1754: Sus Mrds (mercedes, señorías, autoridades) Los Sres. D. Juan de Bastida Osette y D. Joseph Aliaga Teruel, alcaldes ordinarios de ella, asistidos de mí el escribano, siendo como oras de las dos de la tarde de este día. Pasaron a la plaza pública de esta villa, parte acostumbrada donde se hacen los remates de cuales quier rentas y en donde abia un numero grande de personas vecinos y forasteros de esta expresada villa; y por sus Mrds se mandó que yo el escribano hiciere saber cómo se corre en arrendamiento público el abasto de los estancos de aguardiente de esta expresada villa por todo éste presente año y que ay persona, que tiene hecha postura, obligándose a abastecer dichos estancos de todo el aguardiente que sea necesario el expresado tiempo, y a dar el quartillo a siete quartos, habiendo de ser de buena calidad, buen olor, color y sabor ; y, da de renta 1550 reales de vellón. Y que, si ay persona que quiera hacer mejora, lo ejecute, que se le admitirá la que yciere, siendo arreglada y se aercive el remate, para en acabándose una candela que se va a encender, y habiéndose ésta encendido y puestola donde todos la pudiesen ver, y expresándose todo lo referido por mí el escribano, una, dos, tres y muchas más veces.

 Por Joseph Zerón vecino de esta dicha villa, se puso dicha renta en 50 reales.  Por Antonio Bonache vecino asimismo de esta villa se echaron otros cincuenta reales. Por Salvador Navarro Carrasco vecino de la ciudad de Lorca se echaron otros cincuenta reales más. Por dicho Joseph Zerón, se hecharon 10 reales más. Por dicho Salvador Navarro se hecharon otros 10 reales más. Por Juan García López vecino asimismo de esta villa, se hecharon otros 5 reales (…)  Por dicho Nabarro se hecharon 10 reales más. Por dicho García se hecharon 5 reales más…

 

Y así un largo etcétera de aumento de las pujas, sobre todo entre los vecinos José Cerón, Salvador Navarro Carrasco y Juan García López, –que si se descuida el escribiente termina escribiendo solo el apodo de los participantes-. Y cerca de terminarse la candela se añadieron a la puja Juan Montalbán Carrasco y Bernardo Mirasol, quedando dicho remate de aguardiente de la siguiente manera:

 … Por dicho Bernardo Mirasol se hecharon otros 2 reales más. Y habiendose acabado dicha candela, quedo este remate hecho encabeza del expresado Bernardo Mirasol como mejor postor en la cantidad de 2110 reales, que es lo que importan la postura, y pujas, o mejoras que de los autos constan, y las que en este remate se han hechado y ban en el expresado y mandaron sus Mrds que yo el escribano hiciese saber al referido Bernardo Mirasol…

 Y estando presente el referido le hice saber lo expresado en su persona, quien habiéndolo oydo y entendido dijo aceptaba y aceptó dicho remate y se obligaba y obligó a cumplir con lo que se le manda y lo juró en forma y lo firmó con sus Mrds A lo que fueron testigos D. Matheo García Otálora, Cristóbal Teruel y D. Juan González vecinos de esta villa…”  (AHPMu. NOT, 12162.)

                                Imagen composición obtenida de www.freepik.es y Pixabay.com

 Para la celebración de las subastas de abastos, aunque valdría cualquier día, preferentemente se realizaban en sábado o domingo, y si bien en esta ocasión se celebró el domingo seis de enero a las dos de la tarde, en otras se procedía terminada la Misa Mayor para tener más asistencia y que fuese conocido por la mayor parte de los vecinos. Otras situaciones anecdóticas o curiosas que nos podemos encontrar son que, en ocasiones, según las circunstancias, se encendía más de una candela; en algunas también se indica que usaban la última campanada de la hora acordada para encender dicha candela; y en otras no estaba presente el adjudicatario de dicho abasto o arrendamiento, situación que se podía dar pues ya se hizo anteriormente en la primera adjudicación y, el siguiente procedimiento “segundo remate”, como hemos dicho, era en el que se usaba de  “sacar candela”, es decir, el encender una candela para que el resto de interesados pudiesen pujar, a ésta no estaba obligado de asistir el primer adjudicatario al cual se le informaría posteriormente de como quedó-.

 Estaban asistidas las subastas del abasto por los señores encargados de ellas que lo eran los alcaldes, regidores, diputados, síndico general, y personero…, en otros documentos solo los mencionaban como el Consejo de Justicia y Regimiento de la Villa.

 Y por último mencionar que no solo eran en estos abastos o subastas municipales donde se usaba la mencionada “candela”, también hay noticias de usarse en algunos de los arrendamientos establecidos como el de las almazaras del marqués, minucias de diezmos, y las menos en tierras, viviendas etc. Por lo que, fuera de los casos habituales, se solía usar cuando terceros o interesados lo proponían o pedían.


José Rubio


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