Las Damas de la
Soledad, también conocidas popularmente como “Manolas”, son mujeres que
vestidas de luto, escenifican el propio luto de María, tras la muerte de su
hijo Jesús, representado iconográficamente en dichas procesiones, en la imagen
con advocación a la Soledad.
Por lo tanto y
según lo dicho, la Manola/s que acompañen al Paso del Cristo o a otra
advocación mariana, también simbolizan a las “Damas de la Soledad” y, a su
sufrimiento y luto.
PROTOCOLOS
En Semana Santa,
las Manolas (al igual que otros participantes), deben de llevar en cuenta unos protocolos que, aparte de organizar la
estructura del grupo y su desfile, también ha de conseguir que, todas las
personas participativas en dicho acto, sean igual ante la mirada de las gentes
y no por tener más poder adquisitivo o menos, puedas sobresalir por encima de
las demás, dando la misma oportunidad tanto a las persona con menos
posibilidades como a la que más; y no olvidar el día de luto que es.
La etiqueta que
han de guardar las mujeres y los hombres que acompañen oficialmente a los pasos
de Semana Santa, es diferente según el día en el que procesionen y deben de ser sobrias y lejanas a la
ostentación o la fantasía.
Para las
autoridades y demás acompañantes, un breve recordatorio que hace la Diócesis de
Cartagena, para el Viernes Santo, es que todos deben de llevar:
“... traje
oscuro y guante negro. En este día, por su gran solemnidad al hacer presente el
Entierro de Cristo, los hombres deben usar chaqué o traje negro con corbata
negra y las mujeres mantilla (siempre negra)...”. Aceptándose para el hombre y la mujer en días de
frio, la chaqueta, el abrigo y la capa española.
La
“representación” de las Manolas es una tradición que, en los últimos años, se
ha reavivado como hemos podido comprobar también en Librilla, pero todavía hay
muchas normas protocolarias que se ignoran a la hora de
vestirse de mantilla el Jueves y el Viernes Santo. Para evitar esas
anomalías que echan por tierra un rito y tradición y, como no tiene por qué
estar reñido el luto con el buen gusto, el dinero y la moda, su vestimenta ha
ido evolucionando a través de los años y en la actualidad, pese a que las
mayoría visten bien, algunas Manolas, en vez de llevar luto parece que van a
hacer un pase de modelos, preparándose para en vez de acompañar al Paso,
exhibirse ellas y poder lucir su palmito y encantos.
Por tales
motivos algunas cofradías han tenido que plasmar por escrito, unas normas especificas sobre el decoro para la
vestimenta de las Manolas, normas que a pesar de no estar escritas siempre se
habían respetado, ya qué había varios protocolos con los que se conformaban,
como hemos mencionado anteriormente.
Por ello voy a
mencionar como se entiende que debería de ir vestida una Manola, el Viernes
Santo por la noche, tomando en consideración el día señalado que es, los
protocolos y las tradiciones o costumbres que se tengan, manteniendo vivos con
estas dos ultimas, unos elementos culturales típicos de España, como lo son la
capa, la mantilla y la peineta.
Uno de los
cánones o modelo con el que nos podemos guiar para cumplir con el día señalado
y los respectivos protocolos, según se interpreta de numerosas publicaciones
hechas y de las costumbres conocidas, es el siguiente:
VESTIMENTA
El vestido irá entero
(no traje de dos piezas) de color negro liso; puede ser de terciopelo, seda,
muaré, crepé… no siendo de encaje, pero si lo fuese, iría convenientemente
forrado de forma muy tupida; de corte ajustado (con escasos o nulos vuelos,
tablas o similar), sin ser excesivamente ceñido, de manga larga o semilarga
(francesa, por debajo del codo), con un largo a la altura de la rodilla
más o menos; preferentemente llevará cuello a caja o con un ligero escote en
pico o redondo, que no llegará al canalillo;
puede llevar un pequeño corte trasero en la falda para facilitar los
movimientos. En caso de frío, se acompañará de una chaqueta, abrigo o capa de
paño negro (nada de pieles de ningún tipo). Nunca se descubrirán los hombros ni
se usarán tirantes y mucho menos el escote palabra de honor, como también es inadmisible la minifalda, así como los
pantalones
Las medias,
también negras no excesivamente tupidas, de unos 20 dns aproximadamente.
Los zapatos
deben ser también negros, cerrados, de tipo salón, sin adornos y nada de
sandalias o plataformas; de medio tacón no muy fino (no más de 7 centímetros). Los
tacones superiores a esta medida y plataformas están más especificados para
otros eventos y no es muy correcto utilizarlos para funerales, duelos etc.
Las peinetas pueden ser de distintos tonos, desde el más claro al más
oscuro, predominando en ese día el de color carey; las hay de distintos tamaños y de figura redonda, cuadrada, rectangular
siendo en forma de teja semicircular; pueden ser lisas o con dibujos
calados; las antiguas peinetas solían ser de nácar y de carey de concha de
tortuga y, aunque aún se venden, han sido sustituidas hoy en día por materiales
sintéticos ya que son más económicos y menos delicados. Las que más se
usan son las rectangulares con remate semicircular en forma de teja de color
carey. Deberemos también decantarnos por una peineta adecuada a nuestra altura
y la de nuestra pareja, si vamos acompañadas. En todo caso, hay que ajustarla
bien al moño y cubrirla de forma correcta y bien equilibrada con la mantilla.
La mantilla es
una tradición que identifica a la mujer española en el mundo y ha propiciado la
creación de verdaderas obras de arte que se conservan en las familias por
generaciones. Posee un gran valor simbólico hasta el punto de que por ley
no puede ser embargada.
Las hay y se
usan de distintas medidas pequeña, mediana y larga; la más utilizada es la
mediana y últimamente se usa bastante la larga; debe ser negra, de tul,
blonda, chantilly o encaje de Bruselas; en general, debe llegar por
delante a la altura de las manos (más o menos las caderas) y por detrás llegará
desde por debajo las nalgas hasta el final del vestido, la larga por detrás se
queda a la altura de la pantorrilla y no debería de llegar en todo caso a los
tobillos. Conviene sujetarla discretamente a los hombros para mantener su
efecto de encuadre al cuerpo, y evitar que ondee en días de
viento o simplemente por el movimiento de la persona. Su sujeción a la
peineta será discreta con un prendedor, y nunca con flores en ese día.
El peinado de
las señoras debe ser un recogido en moño, nunca el pelo suelto. Si por el largo
del cabello no fuera posible recogerlo, se hará uso de un postizo.
El maquillaje
será muy discreto, evitando las sombras y lápiz de labios llamativos.
Los guantes, de
encaje o terciopelo negro, cortos a la muñeca.
Se pueden llevar
durante la procesión de ese día y según las costumbres, un rosario entrelazado
en las manos, una vela encendida un misal...
Respecto a las
joyas, lo más tradicional (que no lo único) es que se trate de perlas, en
collar y discretos pendientes; el collar corto o mediano; aunque se pueden
llevar perfectamente piezas que, repito, sean sobrias y lejanas a la
ostentación o la fantasía, como puede ser un prendedor sujetando la mantilla o
un broche en el pecho, con la forma de una cruz, un corazón una rosa, un
emblema procesional o semejante, etc.
Si se desea llevar
un bolso, habrá de ser de mano tipo cartera o con asa, y de color negro o carey,
escasos adornos y nunca Viernes Santo por la noche.
No debemos
olvidar en este caso que, en función del estado de la persona, a saber: minusválida,
embarazo etc. y del recorrido y su duración, suponiendo un esfuerzo por encima
del adecuado para su salud, también se permite ciertas variaciones en la
vestimenta.
Y por último, mencionar que lo importante es respetar las normas de la cofradía, guiadas estas por lo mencionado con anterioridad, y tener presente que, a parte de considerarse como un acto religioso y cultural, es de devoción y debe de imperar el recogimiento, la sobriedad y siempre en silencio.
Texto José Rubio
José Rubio
Alfonso Pardo
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