Para estas fechas, os presentamos una pequeña
recopilación de poemas del Librillano, don José María López Otálora.
VILLANCICO
DE ALDEA
A
la Virgen sin mancilla
y
al Niño de sus amores,
en
Belén cantan mil loores
los
pastores de Librilla.
Por
las sendas de la Villa
llevan
al Portal sus dones
de
naranjas y limones
los
pastores de Librilla.
En
jarras rojas de arcilla
de
alfar son magia breve
miel
de azahar que al oro embebe,
los
pastores en cuadrilla.
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Duerme
el niño en canastilla
de
caña y mimbre leonado
que
para cuna han trenzadolos pastores en cuadrilla.
En silencio, la rodilla,
para que el sueño no quiebre,
van doblando ante el Pesebre
los pastores de Librilla.
La Virgen que es tan sencilla,
vela al Niño, hilando lana,
y susurran una nana
los pastores de Librilla.
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José María López
Otálora, “La voz encendida”
LIBRILLA
La
herida de un barranco estéril, yerto,
te cruza, oh pueblo, el pecho recio y rudo
y al hilo de tus pies, fauno desnudo,
cantó el Guadalentín su verso incierto.
te cruza, oh pueblo, el pecho recio y rudo
y al hilo de tus pies, fauno desnudo,
cantó el Guadalentín su verso incierto.
Del
viejo Castellar, sombra y desierto,
su
monte dió un cuartel para tu escudoy, monte abajo, corre en grito agudo,
la vena limonera de algún huerto.
Oh
pueblo de la rambla-flor de llaga:
Agujas
de azabaras en tu heridate cosen tierna piel de verdolaga.
Si
el árabe te amó como paloma
que
el nido, por amor, jamás olvida,el beso de tu nombre fue de Roma.
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