Siglos
atrás, el Ayuntamiento de Librilla, sacaba a correduría (en arrendamiento), los
mencionados como abastos municipales de vino, vinagre, aceite,
aguardiente, jabón, hierbas y el de panadería, adjudicándose
estos abastecimientos para el pueblo por un periodo de un año y por el
procedimiento de subasta a viva voz, llamado “La Candela” o “Sacar Candela”, en
vez de usar el conocido a “pliego cerrado”, utilizado habitualmente hoy en día.
Usos y costumbres inmemoriales éstas, que estaban generalizadas en toda España,
y casi perdidas, pero conocemos que aún perdura su uso en la Comunidad Foral de
Navarra.
Pero
en esta ocasión no voy a realizar un estudio histórico y amplio de cómo se
desarrollaban, quien fiscalizaba los precios para que no se alterase el orden
público o demás normativas y cuestiones legales. En este artículo voy a hacer alusión,
a una de esas costumbres utilizadas siglos atrás, que se desarrollaba en la
última parte de los remates o subastas, es decir, en lo que se conocía como “segundo
remate”, y que consistía en “Sacar Candela” (así conocida en Librilla), es
decir, utilizar una candela encendida en la plaza pública para pujar por dichos
abastos, y, una vez apagada, se terminaba de realizar dicha puja nombrándose un
adjudicatario, siendo este el encargado del abastecimiento del producto/s que
se subastaban. Sin dejar de recordar que, dicha nomenclatura estaba
directamente relacionada con la hoy inexistente “Plaza de Abastos”.
Plaza de Abastos hasta 1980. Fotografía de
Alfonso Pardo.
De
los documentos que nos podemos encontrar, voy a utilizar dos que considero
suficientemente descriptivos y justificativos para la exposición de este caso.
El
primero de ellos es del año 1776, y dice:
“… Estando en
la plaza de esta villa de librilla a 24 días del mes de noviembre 1776 años, el
señor don Alfonso Bastida Montalbán, alcalde ordinario de ella, don Plelipe
Hermosilla, regidor, Mariano Barceló, diputado y Sebastián Navarro, personero,
se sacaron a correduría los abastos de vino, vinagre
y aceite, aguardiente, jabón, yerbas y el de panadería,
para el justimiento de este común, por tiempo de un año que dará principio //
en primero de enero del próximo que viene de setecientos setenta y siete, y
cumplirá en fin de diciembre de él, y no hubo persona que postura hiciese en
dichos abastos a excepción del de panadería que por Gabriel Alcón de esta
vecindad, se hizo postura con la obligación de vender el pan de trigo al precio
peso y calidad de la ciudad de Murcia…”
(AHPMu.
NOT, 12170.)
Y el
segundo es un documento del año 1754, donde dice:
“… En la villa
de Librilla en 6 días del mes de enero de 1754: Sus Mrds
(mercedes, señorías, autoridades) Los Sres. D. Juan de Bastida Osette y
D. Joseph Aliaga Teruel, alcaldes ordinarios de ella, asistidos de mí el
escribano, siendo como oras de las dos de la tarde de este día. Pasaron a la
plaza pública de esta villa, parte acostumbrada donde se hacen los remates de
cuales quier rentas y en donde abia un numero grande de personas vecinos y
forasteros de esta expresada villa; y por sus Mrds se mandó que yo
el escribano hiciere saber cómo se corre en arrendamiento público el abasto de
los estancos de aguardiente de esta expresada villa por todo éste presente año
y que ay persona, que tiene hecha postura, obligándose a abastecer dichos
estancos de todo el aguardiente que sea necesario el expresado tiempo, y a dar
el quartillo a siete quartos, habiendo de ser de buena calidad, buen olor,
color y sabor ; y, da de renta 1550 reales de vellón. Y que, si ay persona que
quiera hacer mejora, lo ejecute, que se le admitirá la que yciere, siendo
arreglada y se aercive el remate, para en acabándose una candela que se va a
encender, y habiéndose ésta encendido y puestola donde todos la pudiesen ver, y
expresándose todo lo referido por mí el escribano, una, dos, tres y muchas más
veces.
Por Joseph Zerón
vecino de esta dicha villa, se puso dicha renta en 50 reales. Por Antonio Bonache vecino asimismo de esta
villa se echaron otros cincuenta reales. Por Salvador Navarro Carrasco vecino
de la ciudad de Lorca se echaron otros cincuenta reales más. Por dicho Joseph
Zerón, se hecharon 10 reales más. Por dicho Salvador Navarro se hecharon otros
10 reales más. Por Juan García López vecino asimismo de esta villa, se hecharon
otros 5 reales (…)
Por dicho Nabarro se hecharon 10
reales más. Por dicho García se hecharon 5 reales más…”
Y
así un largo etcétera de aumento de las pujas, sobre todo entre los vecinos José
Cerón, Salvador Navarro Carrasco y Juan García López, –que si se descuida el
escribiente termina escribiendo solo el apodo de los participantes-. Y cerca de
terminarse la candela se añadieron a la puja Juan Montalbán Carrasco y Bernardo
Mirasol, quedando dicho remate de aguardiente de la siguiente manera:
“… Por dicho
Bernardo Mirasol se hecharon otros 2 reales más. Y habiendose acabado dicha
candela, quedo este remate hecho encabeza del expresado Bernardo Mirasol como
mejor postor en la cantidad de 2110 reales, que es lo que importan la postura,
y pujas, o mejoras que de los autos constan, y las que en este remate se han
hechado y ban en el expresado y mandaron sus Mrds que yo el escribano hiciese saber al
referido Bernardo Mirasol…
Y estando presente
el referido le hice saber lo expresado en su persona, quien habiéndolo oydo y
entendido dijo aceptaba y aceptó dicho remate y se obligaba y obligó a cumplir
con lo que se le manda y lo juró en forma y lo firmó con sus Mrds A
lo que fueron testigos D. Matheo García Otálora, Cristóbal Teruel y D. Juan
González vecinos de esta villa…” (AHPMu. NOT, 12162.)
Imagen
composición obtenida de www.freepik.es y Pixabay.com
Para
la celebración de las subastas de abastos, aunque valdría cualquier día, preferentemente
se realizaban en sábado o domingo, y si bien en esta ocasión se celebró el
domingo seis de enero a las dos de la tarde, en otras se procedía terminada la Misa
Mayor para tener más asistencia y que fuese conocido por la mayor parte de los
vecinos. Otras situaciones anecdóticas o curiosas que nos podemos encontrar son
que, en ocasiones, según las circunstancias, se encendía más de una candela; en
algunas también se indica que usaban la última campanada de la hora acordada
para encender dicha candela; y en otras no estaba presente el adjudicatario de
dicho abasto o arrendamiento, situación que se podía dar –pues
ya se hizo anteriormente en la primera adjudicación y, el siguiente
procedimiento “segundo remate”, como hemos dicho, era en el que se usaba de “sacar candela”, es decir, el encender una
candela para que el resto de interesados pudiesen pujar, a ésta no estaba
obligado de asistir el primer adjudicatario al cual se le informaría
posteriormente de como quedó-.
Estaban
asistidas las subastas del abasto por los señores encargados de ellas que lo
eran los alcaldes, regidores, diputados, síndico general, y personero…, en
otros documentos solo los mencionaban como el Consejo de Justicia y Regimiento
de la Villa.
Y
por último mencionar que no solo eran en estos abastos o subastas municipales donde
se usaba la mencionada “candela”, también hay noticias de usarse en algunos de
los arrendamientos establecidos como el de las almazaras del marqués, minucias
de diezmos, y las menos en tierras, viviendas etc. Por lo que, fuera de los
casos habituales, se solía usar cuando terceros o interesados lo proponían o
pedían.
José Rubio
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