Por
motivos no muy agradables, pero a la vez naturales en la propia existencia del
ser humano, solemos visitar los cementerios. Desde hace unos años, he observado
que en bastantes sitios o lápidas del cementerio ponen unas pegatinas de color
verde donde indica “LIBRE”, informando al visitante que está libre para poder
ocuparlo, aunque muchos de ellos están ocupados por sus dueños y, a pesar de
haberse adquirido en propiedad perpetua, se les puede “desahuciar” para que
quien quiera perturbe su descanso, los saquen de su morada y se meta a otros
inquilinos nuevos.
Como
sabemos, cuando hablamos de desahucios imaginamos a personas o familias que por
orden judicial son sacados de las viviendas donde están residiendo, por
diversos motivos, pero los habituales son por no terminar de pagar su vivienda
o el alquiler de ella. Y en la mayoría de los casos suelen haber personas u
organizaciones que les ayudan a buscar una solución para intentar que se queden
con la misma vivienda, casos estos donde no ocurre lo mismo.
Durante
el periodo de vida de cada uno de nosotros, en muchas ocasiones solemos comprar
en propiedad lo que consideramos nuestra última residencia, es decir, nuestra
última casa donde reposaremos, o por lo menos con esa intención es con la que
se realiza la compra de un sitio en el cementerio. En la actualidad suele ser
en alquiler, pero también los hay en propiedad perpetua.
De
hecho, en los actuales estatutos del cementerio de Alhama, se indica en su
artículo 6.3: “Las parcelas para la
construcción de panteones, fosas, nichos y columbarios: se otorgan por tiempo indefinido o “a perpetuidad…”. Por lo
tanto, cuando compras un sitio en este cementerio, se adquiere a perpetuidad
para ti o tus descendientes y, de hecho, así consta también en los diversos
documentos o recibos que se dan cuando se compra dicho sitio, inclusive, hasta
no hace mucho tiempo, también se indicaba en las partidas de defunción si el
difunto tenía el sitio del cementerio adquirido a propiedad perpetua.
Así
fue el caso por ejemplo del matrimonio de D. Sixto Zamora y Quetenti y su
esposa Dª. Isabel Hermosa Espejo y Aledo, los cuales no tuvieron hijos,
teniendo su lugar de descanso a perpetuidad. Sin menoscabar la personalidad e influencia
de Isabel en la propia sociedad alhameña. D. Sixto fue notario de la Villa de
Alhama desde 1872 hasta 09/12/1901, fecha en la que falleció este último, fue
persona ilustre e importante no solo en la población de Alhama. Teniendo
noticias de él, mediante su implicación en temas tanto de ámbito religioso como
culturales. Acompañaron al féretro numerosísimo público de la localidad como de
poblaciones vecinas y también procedentes de Madrid y Canarias, reflejándose en
una amplia nota de prensa en el Heraldo de Murcia, el 12/12/1901. En uno de sus
párrafos hablando de los portadores del féretro se dice:
“ DESDE ALHAMA
Procedentes de
Canarias y Madrid respectivamente, se encuentran entre nosotros nuestros
queridos amigos don Jerónimo Lorenzo y D. Ángel Martínez.
Ayer á las diez de
su mañana tuvo lugar el entierro del notario de esta localidad, D. Sixto Zamora
Quetenti; en la presidencia vi á D. Miguel Vivanco García, D. Francisco Artero Sánchez,
D. Miguel Sánchez Fuertes y á continuación D. Ginés Vivancos, D. José María
Andreo, D. Felipe Andreo, don Roque Sánchez, D. José de Javaloy, D. Rodolfo
Vivancos, D. Juan Beneyto, D. Benigno Sánchez Hermosa, don José Albacete, D.
Jose María, D. Facundo y D. José Maurandi, D. Francisco Cerón, D, Félix Artero,
D. Cesáreo López Campos, D. Simón Campos, D. Roque Javaloy, D. Antonio Sanz
Ferragut, D. Vicente Vidal Abarca, D. Antonio Sanz, D. Francisco Chápuli, D.
Lucio López, D. Juan Martínez, D. Amato Rodríguez Molinero, D. Antonio López,
D. Francisco Albacete, D. Juan Cánovas, D. Miguel López, don Miguel Ramírez, D.
Salvador Tomás, D. José María Martínez, D. Pedro Cánovas, Andrés López, D.
Jerónimo Lorenzo, D. Alfonso Guirao, D. Ignacio Vivancos, D. Cristóbal Galián,
don Ángel Martínez, D. Francisco Mayordomo y otros muchos;
Las cintas las
llevaban D. Francisco Angosto, don Francisco Romero, D. Rosendo Guillamón y D.
Miguel Martínez.
Acompañamos en la
pena que en estos momentos aflige á su distinguida familia, y rogamos á los
lectores una oración por el alma del finado.”
Imagen del nicho de Isabel Hermosa
Imagen del nicho de Sixto Zamora
Pero
lo que creían Sixto e Isabel que sería su última y definitiva morada, en la
actualidad está a la reventa, inclusive con inquilinos pues, no habiéndoseles
sacado de dicha “casa” se ha puesto a la venta, para que quien quiera perturbe
su descanso, los saquen de su morada y se meta a otros inquilinos nuevos sin
consentimiento y menos aún sensibilidad.
Otros
ejemplos de ello, sin querer dejar de señalar a los muchos vecinos o familias que
tienen esa pegatina, mencionaremos los desahucios y/o reventas que se pueden o,
mejor dicho, se van a ejecutar en las tumbas de:
Los
padres del famoso D. Simón García García, este último académico doctorado en
Filosofía y Letras entre otras titulaciones, personaje que llegó a relacionarse
con Emiliano Castelar, presidente de la primera república, por ser este profesor
de Simón. Tiene el tal Simón una calle dedicada en Alhama y otra en Murcia. En
la piedra de dicho nicho, se marca símbolos de la representación de la “Santa
Muerte”, entre ellos una lechuza o búho, una guadaña, la calavera y la Cruz
tumbada, entre otras simbologías como la representación del terreno donde sería
enterrado, delimitado por dos árboles cipreses.
Imagen del nicho de los familiares de Simón García
García
O
la de la familia del pintor Manuel Wssel de Guimbarda. La obra de éste pintor
puede contemplarse en el Museo de Bellas Artes de Murcia, en la colección
Bellver de Sevilla y en el Museo Carmen Thyssen Málaga. En Alhama tenía una
casa de campo y dejó un Sagrado Corazón de María que se conserva en la
parroquia de la Concepción. Como
información inédita y curiosa, adelantaré que en dicho sitio se encuentran enterrados
los cuerpos de Dª Rosario Lizana Wessel, hija de José Lizana y Mª Antonia
Wssel, nieta, por tanto, de Manuel Wssel (pintor) y Adela Angosto. y otro es el
de la propia Dª Adela Angosto abuela de la respectiva, la finada era a su vez
mujer de Isidro Fontela.
Imagen del nicho de Rosario Lizana Wssel
Con
estas acciones, además de usurpar el descanso de los difuntos, vamos quitando
físicamente la última dedicatoria que se les hace, con mayor o menor expresión
artística o arquitectónica, pero con mucho cariño y afecto. Se consigue también
que, poco a poco quedemos en el olvido y todos los actos que hicisteis por tu
familia, pueblo y por la sociedad en general, se pierdan o diluyan en el
tiempo, todo esto forma parte de una vida y representa también la memoria e
historia de un pueblo, porque, la historia del mismo es la vida de las personas
que en él confluyen, pudiendo quedar en el olvido más absoluto y eliminando una
parte muy importante de nuestras raíces e identidad. En el momento que se
extrae a una persona de su lecho de muerte, de su lugar de descanso, estamos
matando una parte de toda nuestra cultura, de nuestra sociedad, de nuestros
valores, de nuestra historia, de nuestras tradiciones y de nosotros mismos. Se
elimina con ello una de las representaciones y piezas claves de nuestra memoria
colectiva heredada de nuestros antepasados, transmitida a través de sus vidas y
vivencias. Expresiones y valores materiales e inmateriales que no imaginaban,
ni imaginamos que, unos años después, con esas acciones de desahuciados,
destrucción y mancillamiento de ese sitio, ayudaría a que pasáramos al olvido.
Isabel C.