En Librilla, hay vestigios
de asentamiento de los algares. Hubo una villa romana con agua corriente y
ricos mosaicos.
La historia de su fundación,
está sujeta a debate; los distintos historiadores, no se ponen de acuerdo. Pero
en época árabe y según cuenta el
geógrafo Abū Abd Allāh Muhammad al-Idrīsī (1100 – 1165) en un tratado de 1.161,
existía el castillo de Limbra-y-a. Según consta en los archivos de la diócesis
de Cartagena, tenía tratamiento de Villa a mitad del siglo XV; unos 450
vecinos. Se consideraba vecino solo al paterfamilias; no a las mujeres, hijos, siervos
o esclavos (hubo esclavos en Librilla durante varios siglos).
Como Villa que era, estaba
amurallada y un gran barranco delimitaba la parte sur y uno pequeño la rodeaba.
Librilla contribuyó con
soldadesca (lanceros y arcabuceros) a la conquista de Granada. Fue señorío del
Marquesado de los Vélez.
Librilla ha pertenecido y
pertenece al Partido Judicial de Totana. Diez leguas castellanas (una legua
castellana: 4.600 metros) separan Totana de Murcia donde se encontraba la
cárcel para penados. La “cuerda de presos”, hacía esta trayectoria en dos
jornadas a pie (los guardias civiles a caballo) haciendo noche en Librilla. Los
presos a los calabozos y la Guardia Civil a su cuartel.
Don Germán Mauricio Cortina,
era abogado-procurador. Perteneció a la corriente modernista y fundó en Murcia
tres revistas satíricas, siendo la principal y perteneciente a su último
periodo: Don Crispín. Cuentan que don Germán estuvo desaparecido quince días
por un artículo publicado en Don Crispín porque, si lo pillan, lo matan. Terminó
sus días como cobrador de la contribución en Librilla a finales de los 50.
Fue alcalde de Librilla
durante la dictadura de Primo de Rivera.
Como decíamos antes, la
Villa de Librilla fue un importante enclave medieval. Pues el bueno de don
Germán:
Mandó derribar la muralla
medieval y el “Arco de la Villa”. No quedó vestigio alguno en superficie.
Recordemos la corriente cultural de la época que fue el modernismo. La ciudad
de Cartagena tiene varios edificios emblemáticos de la época y en Valencia
según he visto, también. Recordemos que don Germán, era un hombre culto.
Lo que relatamos a
continuación, es de transmisión oral debido a Blas López Munuera, alias:
Virije. Hay otras versiones.
Pues contaba Virije que el
que se emborrachaba, lo metían al calabozo. Al día siguiente, lo ponían a
derribar muralla.
De las trincheras hechas
para el paso del ferrocarril, había junto a la estación un montículo. Pues ese
montículo, también con los borrachos, pasó a comunicar la plaza de la iglesia
con la calle de El Olmo.
Cuando don Germán todavía no
había tocado las murallas, había un pequeño reloj en una torreta del
ayuntamiento.
Durante el verano de 1931,
se realizó la torre que hoy tiene el ayuntamiento.
Contaba Virije que el reloj
de la torre, lo quitaron por viejo en una de las plazas españolas de Marruecos
(no recuerdo si de Tánger o Tetuán). El reloj viajaba en una carreta que se
rompió en Librilla y lo metieron en uno de los calabozos. Cuando la torre
estuvo finalizada, se colocó este “nuevo” reloj en la torre. Esto corrió a
cargo del polifacético Baltasar Espada, que entre otras cosas, era director de
orquesta. En la terraza que corona la torre, hay dos campanas: una para los
cuartos y otra para las horas. Estas campanas, son semiesféricas.
Fui el relojero algunos
años. Llevándolo bien engrasado y manipulando el péndulo, llevaba la hora en
punto; eso sí, había que darle cuerda cada 24 horas. Hoy, el viejo reloj, está exhibido
en la Biblioteca Municipal y en su lugar hay uno electrónico.
En la torre de la iglesia,
hay cuatro campanas; una en cada arco. Siendo cura párroco don Manuel Guzmán
Iniesta, se le puso volteo mecanizado así como los toques que se hacían pulsando
un botón desde la sacristía. Uno de los curas que vinieron después, mandó las
campanas a un taller a fin de que fueran afinadas. Le pusieron un control
electrónico para los toques a los distintos actos religiosos; también daba a
las 12 del mediodía el toque del Ángelus.
Ocurrió que el reloj del
ayuntamiento estuvo averiado unos años y, las horas las daba la torre de la
iglesia que nunca tuvo reloj.
Ahora, da las horas la torre
de la iglesia y el reloj del ayuntamiento. Pero… con un minuto de diferencia.
Para que el Ángelus sonara a las 12 en punto, el toque de los cuartos y horas,
va un minuto adelantado. El reloj del ayuntamiento, da los cuartos y horas en
punto. Pues el toque de las campanas semiesféricas del ayuntamiento, es mucho
más bonito que las de la iglesia.
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